Rutas de intervención en Masculinidades:
Involucrando Hombres En La Equidad De Género.
Trabajo
con varones como una estrategia de prevención de la violencia.
Aplicar
en un proyecto piloto como Proceso de formación de promotores sociales varones
expertos en masculinidades con enfoque de género, que puedan trabajar con otros
varones para disminuir y erradicar todas las formas de violencia de género del cual requerimos conocer y sistematizar
avances y errores, para que luego permita dar paso a la construcción de
políticas de prevención de la violencia contra las mujeres.
Desarrollo
de redes de varones Iniciativa de hombres que renuncian a las violencias.
Desarrollar estrategias políticas que movilizaran a los
hombres para modificar las relaciones desiguales entre los géneros e
“Involucrar a hombres y niños en la reducción de la violencia de género”
Acciones
estratégicas para promover cambios en la concepción del rol del hombre,
adolescente y/o niño en el tema del autocuidado en salud sexual y reproductiva,
la paternidad responsable, la prevención del embarazo adolescente y la
inclusión de la igualdad de género en la educación sexual, así como su
involucramiento en salud reproductiva y prevención de la violencia de género.
Diseñar
y Desarrollar el Manual de
formación para promotores sociales varones expertos en masculinidades con
enfoque de género y
Prevención de la Violencia Basada en Género y sus respectivas sesiones
de réplicas realizadas por los líderes varones capacitados.
Desarrollar actividades comunicacionales
comunitarias de prevención de la violencia contra la mujer
Estas acciones es uno de los primeros
pasos que configuraran una estrategia de intervención ventajosa, que debe
partir de la capacidad de respuesta del Estado, y sus diferentes instituciones en trabajar la
problemática de la violencia.
Varones en la prevención de la violencia de
género.
La violencia no es
un problema de las mujeres, sino que es un problema para las mujeres, y si
bien, la atención debe seguir siendo preferente hacia las mujeres, debe
incorporarse a los varones a fin que renuncien a su violencia y sean partícipes
activos de la construcción de un nuevo significado de ser varón, más equitativo
y democrático, más afectivo, más autónomo frente a las presiones sociales.
La
propuesta de involucrar a los hombres no es nueva, desde mediados de la década
de 1990 dos conferencias mundiales de las Naciones Unidas —la Conferencia Internacional
de las Naciones Unidas sobre Población y Desarrollo de 1994 y la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995— y la Cumbre Mundial sobre
Desarrollo Social (1995) marcaron un quiebre importante, al instar de manera
sucesiva a los Estados a desarrollar estrategias políticas que movilizaran a
los hombres para modificar las relaciones desiguales entre los géneros.
Posteriormente, más específicamente, la 48 Sesión de la Comisión que monitorea
el cumplimiento de la CEDAW recomendó a los Estados: “Involucrar a hombres y
niños en la reducción de la violencia de género” (2004).
En
el Plan de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo
(ICPD, 1994), se establece un apartado específico sobre la responsabilidad y
participación de los hombres en el logro de la equidad entre los sexos como
parte del Capítulo IV “Igualdad y equidad entre los sexos y empoderamiento de
la mujer”, en donde se promueve la participación del hombre en todas las
esferas de la vida familiar y en las responsabilidades domésticas.
La violencia
masculina actualmente es objeto de investigación en diferentes países, y desde
la academia y la sociedad civil se han iniciado campañas y programas de
prevención con el objetivo principal que los varones tomen conciencia de los
impactos negativos en sus propias vidas y en las de sus seres queridos, en la
sociedad y el desarrollo, del ejercicio de su violencia, como corolario de una
concepción y práctica machista, sexista, misógina y homofóbica de ser hombre. Con la idea de que la violencia
masculina contra las mujeres, contra otros hombres, o contra los niños no es un
comportamiento natural ni biológico. La violencia es algo que aprendemos en la
escuela, en la familia, o en otros espacios de socialización.
Diseño de políticas
públicas que contribuyan a eliminar la violencia de género, incluyendo a los
hombres junto a las mujeres como protagonistas de ese esfuerzo.
Capacidad de
respuesta pública y privada en la región, de trabajo con varones, e igualmente,
se hace necesario ante el desafío de trabajar estrategias desde el Estado, que
sean sostenibles y articuladas con los sectores sociales.
Resulta crucial
involucrar a los varones de manera responsable y comprometida en labores de
prevención de la violencia de género, buscando un efecto multiplicador
principalmente en sus pares varones para acelerar los procesos hacia la
igualdad de género y una vida libre de violencia contra la mujer. Es necesario
que los varones del mundo sean conscientes que esta masculinidad hegemónica no
solo les otorga privilegios sino también costos y malestares. Pues, a la par
que los varones se van llenando de poder, se van aislando emocionalmente y
rompiendo vínculos afectivos con sus seres queridos. Trabajar en una nueva
masculinidad va a implicar para los varones una oportunidad de ser más
sensibles, equitativos, respetuosos, libres para expresar sus sentimientos,
responsables en la educación y una crianza cercana de sus hijos/as, conscientes
de su rol de padre-progenitor en toda su amplitud, entre otros puntos.
Estamos utilizando la paternidad como
camino hacia relaciones menos violentas
Nos hemos propuesto hacer que los
hombres también sean sujetos de la política pública de prevención y
erradicación de la violencia de género, haciendo de ellos parte de la solución
y no solo considerándolos como parte del problema.
Llegar a los lugares de trabajo
Clubes de fútbol.
La escuela, los colegios y las universidades
Centros de detención
Centros del Menor infractor
Cuarteles ejército
Escuelas de formación de la policía
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